Capítulo 5

ALINEACIÓN Y CORAZÓN

Una historia de propósito, alineación y valor en el corazón de la India.

“Salimos con las cabezas explotadas. Nos sentamos en el bondi y no entendíamos nada. El calor, los olores, la gente, la densidad. Todo nos daba vueltas la cabeza. Yo no podía creer todo lo que habíamos visto. Cómo algo que era tan complejo, tan difícil y tan multitudinario podía simplemente funcionar. Algo me llamaba y estaba ahí. No imaginé que en el lugar más complejo de India

(Mumbai) iba a ver tan claro lo que iba a hacer acá en Argentina. Pero ahí estaba. Mi ahá moment.

Dicen que el tren no pasa dos veces. En Mumbai hay muchos trenes, todos van y vienen muy rápido, estar alineadas nos hizo subirnos al tren que hoy es Daravi”.

En este capítulo les vamos a invitar a viajar con la imagi- nación y Loren va a jugar a ser entrevistadora de Ro. Esta historia tiene lugar en la capital financiera de la India, dónde viven 18 millones de personas sólo en 603 kilómetros cuadrados, lo que la hace una de las ciudades más densas

del mundo, y está totalmente interconectada por un tendido de trenes. Ro nos va a hablar sobre cómo fue ese viaje a India y en qué contexto.

R: Para ponerles en contexto les cuento que en 2016 viajamos a India con el grupo de estudios de ECLA. Después de mil escalas, 48 horas y varios aero- puertos encima, nos encontramos con nuestros compañeros y mentores (porque todos éramos de distintos países). El objetivo del viaje era conocer empresas y proyectos, y claro, la India.

L: ¿Qué empresas visitaron?

R: Fuimos a muchísimos lugares y vimos de todo, desde empresas familiares, emprendedores sociales, pasando por otros de menor escala como emprendi- mientos basados en artesanías, hasta una fábrica de autos del tipo Tesla. Esta automotriz se llama Tata Motors y es parte de un holding de empresas enorme dónde nos atendió directamente el dueño, lo cual habla de una humanidad increíble. Recuerdo que el señor nos dijo que se sentía homenajeado y honrado de estar con nosotros que habíamos viajado desde tan lejos solamente para aprender. También visitamos una empresa familiar de especias y la experiencia también fue conmovedora, pero porque terminamos todos llorando por el aire a chile picante que corría en todos sus espacios.

L: A nivel de organización, ¿qué conocieron y qué aprendieron?

R: Conocimos la fábrica de motores, el edificio vinculado a tecnologías de la información y el campus fabril de Tata Motors. Quedamos maravillados con la magnitud, nivel de desarrollo y, claramente, de sus procesos. Por otro lado, en el medio de Mumbai, conocimos una organización de personas que entregan comida por la ciudad: los llaman los dabbawalas (dabba es caja y walla es quien la porta). Los Dabbawalas parecen una organización informal pero lo primero que aprendimos de ellos es que tienen el status de Six Sigma (es un estándar de mejora continua de excelencia), organización que tiene menos de 3.4 defectos por millón.

L: Como dato de color les contamos que Ro sacó el cálculo y esa proporción significa que ¡son eficientes en un 99,999996%, o sea que es lo más cercano a la perfección y encima siguen mejorando! Este dato, además de sorprender- nos, tiene que ver con la inspiración que nos generó a nosotras desde un lugar chiquitito: el armado de nuestra fábrica. Los procesos forman parte de todo esto y si quieren empezar a aprender de procesos, claramente no vayan a buscar los estándares de Six Sigma porque se van a deprimir sino que tienen que remitirse al Capítulo 4 donde les hablamos de proceso a nuestra escala. ¡No tengan dudas en que si se les mete el bichito de los procesos las mejoras van a ser constantes!

R: Esta organización realiza entrega de comida a más de 200.000 personas y tiene un estándar tan alto en materia de logística que hasta fue estudiada por FedEx, DHL y todas las compañías del rubro en el mundo. Lo interesante de todo esto es que la logística la llevan a cabo personas que en su mayoría no saben leer. Asimismo, para entregar los productos no usan combustible sino que se manejan en bicicleta y hacen uso de los trenes de la ciudad. Esto nos da la pauta que lo que hacen es un proceso complejo, al que lograron encontrarle la vuelta.

En India se acostumbra a comer comida casera y caliente (¡por más calor que haga en verano!) por eso empezó esta organización, llevando la comida desde las casas de los trabajadores hasta su lugar de trabajo en la ciudad. Otra razón, es que para que la comida fuera caliente, la llevan para el momento del almuerzo, y también porque son tantas personas que en hora pico, por la mañana, no entraban todos en el tren con sus viandas (creer o reventar).

Para conocerlos, acompañamos a uno de los dabbawallas en su recorrido, desde su lugar de encuentro hasta el lugar de entrega de las viandas. Básicamente la logística consiste en recoger la comida de su zona de origen y acomodarla en su bici. Cada vianda está empacada en una lata (o dabba) que tiene un código escrito con símbolos que indica cuál es su zona de origen y cuál la de entrega. Los dabbawalas entienden estos códigos y cómo acomodar de manera increíble todos los dabbas en los costados de sus bicis. Luego, trenes y bici mediante, todos los dabbawallas se encuentran en un punto de encuentro (generalmente cerca de una estación de tren). Ahí despliegan todas dabbas en el piso y se las reparten por zonas de entrega. Cada dabbawalla se lleva las dabbas para entregar en la zona de entrega que le tocó. Cada vianda es entregada a la persona que la esperaba para almorzar y luego de terminar todas las entregas los dabbawallas se quedan esperando, mientras almuerzan, por la zona. Pasado el horario de almuerzo los dabbawallas comienzan el retorno: pasarán a buscar las dabbas para iniciar el recorrido inverso y terminar alcanzando la dabba vacía a la persona que se la entregó al principio del día. Los dabbawalas recogen las cestas evitando generar un residuo, demostrando de esta forma una circularidad en su modelo de negocio.

Lo que nos voló la cabeza de todo esto es que el sistema al final era simple, funcionaba e incluía a gente que por lo general queda expulsada del sistema por ser considerada “incapaz”. Pero la historia no llega solo hasta acá, sino que cuando indagamos más nos dimos cuenta de algo esencial: todos los dabbawalas son de un mismo pueblo donde la religión considera que llevar alimento es dar amor o servir a su dios. El servicio que prestan estaba totalmente alineado con su misión espiritual... ¡hablemos de alineación!

L: En relación a la alineación, vamos a meternos en esa línea y en el corazón de tu inspiración. Se trata de un lugar que cualquiera podría haber dicho que es un desorden pero vos supiste ver que tenía un orden propio. ¿Nos contás sobre ese lugar que visitaste?

R: Visitamos el centro de Dharavi, una de las villas más grandes de Asia, dónde viven un millón de personas en solo 220 hectáreas. Junto a un guía de una ONG local nos adentramos por pasillos finitos y oscuros, con muchos charcos y rebalsados de residuos plásticos. Nosotros que estudiamos antes de ir a cualquier lugar, estábamos desorientados queriendo entender cómo este lugar abarrotado de gente podía generar un rédito económico y albergar tantos emprendimientos y actividades. A medida que conocimos más, pudimos ver que lo que hacían mayoritariamente era recuperar y reciclar residuos de esta corriente. El desarrollo de este negocio era muy rudimentario pero no por eso menos eficiente, por ejemplo vimos que luego del lavado ponían a secar los plásticos al sol, también vimos que fundían latitas de aluminio y hacían barras, vimos cómo en ese lugar entraba “basura”1 y salían productos.

L: Es decir que había un negocio en paralelo con la inclusión. El eje ambiental se ve perfectamente pero también hay propósito porque hay un negocio ligado a la inclusión ya que quizás esa gente si no fuese por ese proyecto no tendría nada más. ¿Qué te pareció interesante y te llamó de ese lugar?

R: Que este gran asentamiento daba trabajo, capacitación, asesoramiento, herramientas y salidas a las personas, tanto para quienes ya tenían o estaban empezando proyectos en temáticas relacionadas a, por ejemplo, vender al resto del mundo. Los indios nos mostraban orgullosos con una sonrisa de oreja a oreja su trabajo pese a que las condiciones no eran las mejores pero se notaban con convicción y empoderados. Y algo de eso me conmovió porque yo no había visto ese orgullo por un trabajo pese a lo que fuera. En ese momento comenzamos a hablar con una compañera de ECLA, mi querida Tati, lo que queríamos hacer en nuestras empresas relacionado a todo lo que acabamos de ver, a lo que un compañero nos pregunta: “¿para qué hacer todo eso?”. Esas palabras quedaron resonando en mi cabeza: para qué.

L: ¿Qué se responde ante una pregunta tan amplia? ¿Cómo hiciste para bajar a tierra todo lo que habías visto?

R: Necesitaba bajar toda la data de esos días así que logré poner un freno y comencé a escribir sobre ese “para qué”. Se trataba de un plan sobre a dónde quería ir y la posibilidad de escalar mi emprendimiento “Greca”. Ahí me di cuenta que todo tenía que ver con la escala, ese era el problema principal ya que al ver lo enorme que era este lugar en India, la inclusión laboral, el volumen de materiales que se movían diariamente y que aún así todo funcionara. Me permití soñar un poco alineando propósitos y deseos a gran escala.

Cuando Ro volvió a Argentina le comentaron de la posibilidad de acceder a un espacio físico en Distrito Tigre Sur que estaba comenzando a gestarse y sería la cuna de varios emprendimientos de impacto. Así fue como Loren, al conocer este lugar y la propuesta decidió tomarse el tren junto a su socia a transitar un cambio de paradigma a través de un nuevo camino emprendedor. El tren estaba poniéndose en marcha y junto con éste un pedacito del corazón de Dharavi que fue traducido en el masterplan1 de nues- tro Daravi, para dar. No es casualidad que la tres primeras letras de nuestro nombre formen la palabra dar, de ahí viene la misión “hacer para dar” y una primera versión de nuestro masterplan que incluía hacer productos en escala, generar más trabajo con el foco en el crecimiento de las mujeres y rescatar descartes para darles otra oportunidad.

Esto era Dharavi en el corazón de Mumbai, India.

Ro en Dharavi, Mumbai.

Ro como Dabbawala.

Nosotras teníamos claro que queríamos generar un impacto grande accionado a través de nuestras empresas.

Para otras personas la forma de generar impacto puede pasar por otro lado y está bien, lo importante es tenerlo en claro.

¿Para qué hacemos lo que hacemos? Para impulsar desde lo que sabemos hacer (diseño y accionar proyectos) este cambio de paradigma. Porque creemos que en este cambio de paradigma hacia la línea del triple impacto hay que ponerse en el rol de protagonistas y hay que hacer.

Creemos que todo nuestro camino nos hizo idóneas para enfrentar desafíos e incorporar el eje social, ambiental y económico a nuestro modelo de negocio aunque sea complejo.

Hablamos de alineación, del para qué y nos queda el corazón.

¿Por qué te subís a este tren y a este otro no? Si estás alineado, hacele caso a la corazonada porque estás en eje con lo que te representa y con quién sos.

En este capítulo no contamos con tips porque se trata de una expe- riencia personal e infinitamente diversa para cualquier persona pero queremos dejarles una tarea de investigación sobre “redes inteligentes” para todas aquellas personas que quieran profun- dizar sobre el porqué sentimos una especie de validación cuando accionamos desde quienes somos.

Un liderazgo fragmentado, desalineado o no alineado, nos asegurará más tarde o más temprano que no estamos haciendo un uso inteligente de nuestras redes y que nuestro crecimiento en impacto no llegue nunca a tener su potencial.
— Smart Networks by Jerry White

Vos... ¿ya pensaste por qué estás haciendo lo que estás haciendo?

Este libro está inspirado en el podcast que grabamos durante la pandemia, en el cual contamos nuestra receta para cocinar proyectos con propósito, impacto y sabor.

Cada capítulo tiene un episodio del podcast para seguirlo para pasear mientras nos escuchan conversando sobre recetas.

¡Bon appétit!

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