Capítulo 1

EL NOMBRE

Sobre Loren y Ro: (diseñadora y comunicadora visual) y Ro (arquitecta).

El nombre debe ser simple... simple como una papa.

A veces nos suelen pasar cosas como ésta:
- “¿Cuál es la razón social de la empresa?” - pregunta un cliente. - “PAPA S.A.S” - contestamos nosotras.
- “¿Cómo? Perdón, no entendí. ¿Papasas?”
- “No, PAPA. Sólo PAPA”
- aclaramos.
- “¿PAPA? ¿Y eso es un nombre?”.
- Sí.

Ya estamos acostumbradas a esto. Nos sucede seguido así que lo que hacemos es reírnos.

¿Qué otra opción nos quedaría? A nosotras el nombre que elegimos nos encanta. Cuando decidimos ponerle PAPA supimos que algo así podía llegar a pasar, sin embargo jamás lo dudamos, porque no había ninguna otra palabra mejor que ésa para definir el espíritu de nuestro proyecto, y en definitiva es eso lo que importa, ¿no?

Muchas veces nos acordamos de la publicidad de aquel banco que decía “un buen nombre es lo más valioso que uno puede tener”, y la verdad es que un poco disentimos, porque pensamos que para

una marca el nombre es muy importante pero no lo único, ni tampoco lo más valioso. En nuestra opinión no hay que pasarse semanas, ni mucho menos meses, hasta dar con el indicado, porque si hay algo que no se recupera es el tiempo y eso sí que en un emprendimiento vale oro. Una vez decidido el nombre, habrá que destinar otro tanto de tiempo a un montón de otras cosas, como por ejemplo al lenguaje visual, a la forma, a los colores, al tono comunicacional, a la tipografía, y a toda una cantidad de elementos que también van a ayudar a definir la identidad de la marca, por eso aconsejamos no estancarse con cuestiones de ese tipo.

Seguro te interese saber cómo fue que nació la idea de llamar- nos PAPA, y esa es una historia que siempre nos gusta contar. Nosotras ya veníamos trabajando con nuestras propias marcas - producto: “Greca” y “Totebag”, pero queríamos arrancar a la par con algo nuevo, que era el

deseo de acompañar a emprendedores a lograr impacto positivo en sus propios proyectos.

Mucha gente nos preguntaba acerca de cosas que para nosotras eran cuestiones cotidianas como quién nos hacía la página
web, quién nos manejaba las redes, o cómo hacíamos para despachar envíos al interior. Así que nos dimos cuenta

que necesitábamos un nuevo nombre para poder brindar ese servicio, pues los otros dos no encajaban demasiado en esta nueva propuesta. Al comienzo teníamos nuestras reservas sobre agregar o no una nueva marca ya que, si bien habíamos estudiado sobre marcas y comunicación, era un gran desafío resolver cómo presentar cada una. Las dudas en torno a la nueva marca no tardaron en llegar: “¿desde qué email mandamos la información?”, “¿lo firmo con mi nombre, con el tuyo o el de ambas?”

Y si bien para ese entonces todavía no sabíamos cómo íba-
mos a llamarnos había cuestiones que sí teníamos bastante claras. Por ejemplo, que algunas palabras no nos resultaban cómodas... “consultoría”, “asesoría”, no era eso lo que quería- mos hacer cuando alguien confiara en nosotras para trabajar.

Más que orientar teníamos en mente esa manera de actuar tan

nuestra, ese modo que nos encanta, que ya nos caracteriza y que además sabemos que funciona bien. Hablamos de probar, de equivocarse, de evaluar los resultados, de volver a intentar una y mil veces, y de pensar de qué manera mejorar, pero recién después de habernos embarrado por completo,

porque sabemos que la mejor forma de avanzar es siempre accionando.

Nosotras somos personas muy terrenales, nos gusta embarrarnos con el cliente y dejarle algo tangible y funcional, que sirva en serio. Si hay algo que teníamos más que claro es que al ofrecer un servicio

no queríamos vender humo, queríamos que las cosas fueran simples y sin vueltas. Así que mientras nos juntábamos para seguir dándole forma y delineando este nuevo proyecto, Rocío no paraba de dibujar. Hacía unas letras grandes y fuertes, de las que se desprendían unas enormes raíces. Eso se parecía a una papa y casi tenía forma de logo. Entonces apareció por primera vez esa palabra que nos quedó reso- nando en la cabeza, y nos pusimos a buscar e investigar sobre ella en muchísimos libros de botánica. ¿Nos creen si les contamos que hasta hicimos el trabajo práctico de la escuela primaria? Sí, ese mismo dónde la papa queda sostenida con escarbadientes sobre un frasco. De a poco, casi sin darnos cuenta, aprendimos un montón y nos fuimos volviendo medio expertas en el tema que había empezado a interesarnos: la papa en cuestión.

Nos llamamos PAPA porque creemos en las cosas básicas, nobles, simples y sencillas. Y así es justamente este alimento que - como nuestros productos - por dentro tiene para ofrecer mucho más de lo que se ve sólo por fuera. Una papa arranca con lo único que tiene disponible y a su alcance: tierra, sol y agua. No necesita otra cosa para poder echar raíces, crecer y expandirse. Entonces ya deja de ser una simple papa para convertirse en muchísimo más, en un nexo entre lo que empieza a desarrollarse abajo y a manifestarse hacia arriba. Mientras tanto, alrededor, van apareciendo nuevas papas que se entraman y arman redes. Tallos verdes y fuertes, de donde se desprenden nuevas hojas y hasta algún que otro capullo que en algún momento será flor. Sembrar, brotar, nacer, crecer, dar flor y fruto. Por si todo eso fuera poco, además de ser noble y accesible, alimenta y nos gusta a todos.

Como verás, no siempre el nombre debe necesariamente remitir al 14 producto o al servicio que ofrecemos. En nuestro caso, es absolutamente simbólico y tiene que ver cien por ciento con el propósito de nuestra marca. La papa es papa y no vende humo.

Otra cuestión que siempre nos parece importante recalcar es que al pensar el nombre de tu proyecto puedas ir un poco más allá, visualizar su crecimiento a futuro. Y con esto ¿qué te queremos decir exactamente? Que estaría bueno dejar la puerta abierta por si el proyecto se transforma, se expande, o se diversifica. Deberíamos poder ser lo más flexibles posibles, no ponernos límites ni barreras de ningún tipo, porque cuando arrancamos pensamos que vamos sólo para un lado y muchas veces terminamos yendo para otro, pues así resulta ser el mundo emprendedor. Por eso está bueno que el nombre de nuestra marca acompañe esa evolución en lugar de frenarla, dar con uno que sea lo suficientemente dinámico como lo es el proceso en sí.

Los cambios son parte del proceso y no deberíamos tenerles miedo. Muchas veces se vuelve necesario frenar y volver a barajar.

¡Siempre se puede volver a empezar!

es posible, es bueno recordarlo. Ahí te lo decimos de nuevo para que se te grabe

Al comienzo seguro que da miedo, el mismo miedo que dan todos los comienzos, pero contamos con algo que vale mucho y que tenemos a nuestro favor: la experiencia previa.

Todo eso que ya aprendimos y que podemos utilizar acá en esta nueva oportunidad que se nos brinda. Tal es lo que nos sucedió. Nosotras veníamos trabajando cada una independientemente con su marca cuando decidimos embarcarnos en el proceso de fusión que dió lugar a PAPA. Decidimos romper todo lo que habíamos construido a lo largo de varios años en torno a las otras dos marcas para recibir a PAPA en cuna de oro. A esto le llamamos bajarle el ego a las marcas porque muchas veces podemos quedarnos estancadas con cuestiones que ya están vencidas y solo nos detiene el orgullo de la popularidad de la marca, el número de followers que teníamos en redes sociales y claro que el apego y lo emotivo. Las marcas cumplen ciclos y está bueno poder identificarlos, aceptarlos y encarar el cambio con la energía necesaria. Un día, después de volver a empezar, mirás para atrás y te das cuenta que pudiste volver a hacerlo de nuevo. Pudiste hacerla crecer, llegar a un público consciente que entiende tu propósito y están dispuestos a comprar tus productos porque creen en su importancia.

Por último, hay una cosa más que quisiéramos transmitirte en este capítulo y es que es fundamental que en lo que emprendas pongas tu corazón y tu pasión, pero esta vez sin confundirte. Queremos ayudarte a evitar que cometas el error de colocar lo que hacés en un lugar equivocado, en un lugar demasiado emotivo, en el que no te permitas escuchar críticas constructivas ni corregirte todas las veces que lo creas necesario.

“Ser buenas para la tierra, ser buenas para las personas... como la papa”, de esta manera simple y sencilla intencionando el “para qué” fue como apareció el nombre de nuestra marca.

Y vos, ¿ya sabés cuál es ese propósito que te va a ayudar a buscar y encontrar tu nombre?

Tips para el nombre

Acá te dejamos algunos tips que pueden servirte a la hora de pensar el nombre de tu marca:

¿ES REALMENTE NECESARIO?

Definí cuándo es necesario (sí o sí) pensar en tener un nombre para tu marca.

NO TARDES DE MÁS.

Cuando lo pienses elegí un par de opciones, confrontalas con amigos y conocidos pero no tardes demás, siempre es mejor aprender andando, haciendo, probando. ¡Si te atrazás mucho puede ser que pierdas una oportunidad!

PENSÁ EN GRANDE

Tratá siempre de pensar en algo que sea abarcativo, que te permita crecer con lo que hagas y que esa primera definición no limite lo que puedas hacer. Pensá que el nombre debe permitirte contener submarcas.

PAPAS ROCÍO

Ingredientes

  • papas 1 kg

  • romero

  • sal

  • limón

  • aceite

  • pimienta

Procedimiento

  1. Precalentar horno a 180 por 30’.

  2. Lavar bien las papas con cáscara.

  3. Cortarlas en cuña, poner en un bol, salar y pimentar.

  4. Sumar ralladura de limón, jugo de limón y aceite.

  5. Mezclar muy bien.

  6. Poner sobre fuente de horno idealmente sobre su lado curvo, así no se pegan.

  7. Cuando esté listo el horno, meter las papas.

  8. A los 20 minutos, abrir horno y moverlas un poco.

  9. Cocinar hasta doradas.

  10. Apagar el horno, ideal dejarlas que bajen un poco la temperatura antes de atacar.

Este libro está inspirado en el podcast que grabamos durante la pandemia, en el cual contamos nuestra receta para cocinar proyectos con propósito, impacto y sabor.

Cada capítulo tiene un episodio del podcast para seguirlo para pasear mientras nos escuchan conversando sobre recetas.

¡Bon appétit!

Previous
Previous

Capitulo 0 - Hola

Next
Next

Capitulo 2 - ¿CÓMO NOS CONOCIMOS?